“No todos somos cracks”: Reflexiones de fin de año y la importancia de seguir adelante
mi amigo Javi me preguntó si seguía escribiendo en mi blog. Me di cuenta de que llevaba demasiado
tiempo sin hacerlo, absorto en mi pequeño negocio, en el día a día frenético que no deja espacio
para la reflexión. Sin embargo, es precisamente ahora, a final de año, cuando conviene pararse,
pensar y compartir.
Ciertamente, el horizonte se presenta turbulento, pero al mismo tiempo cargado de alegría
y oportunidades. Después de todo, un año más de experiencia personal, profesional o empresarial
siempre es un logro. Es el momento de comer las uvas de la esperanza,
de brindar por la persistencia y de replantearnos lo que nos mueve a seguir adelante.
Desde arriba nos apuntan: la falacia de “ser un crack”
“Desde arriba nos apuntan que hay que mirar los casos de éxito para seguir su senda ya que
‘El mundo está lleno de cracks con ideas geniales que se reflejan en empresas de rápido crecimiento
y riqueza’, pero la señora ministra o ministro de turno no se da cuenta de que
yo no soy uno de esos cracks.”
Con esta cita, que me ha servido de inspiración, quiero poner el foco en un aspecto crucial:
no todos tenemos los mismos recursos, ni las mismas circunstancias, ni la misma capacidad
de crecimiento acelerado. Vivimos en una época en la que se valora enormemente la rápida
expansión y el gran impacto económico. Los medios nos bombardean con ejemplos de startups
millonarias, proyectos disruptivos y emprendedores que parecen tener la fórmula mágica del éxito.
Pero, ¿qué ocurre con los pequeños negocios de barrio, con la tienda familiar, con el autónomo
que trabaja para sacar a su familia adelante? ¿Acaso no son también parte fundamental del tejido
económico y social de un país?
Un año más en el camino
Cada día amanece, cada fin de año comemos las uvas: pequeños rituales que nos recuerdan
que seguimos avanzando. Para las pequeñas empresas y los autónomos,
el futuro se antoja complejo cuando escuchamos en ciertos foros que si no
podemos afrontar los nuevos cambios laborales o económicos, quizás sea el momento de echar el cierre.
Sin embargo, hay algo que trasciende lo puramente monetario:
- El negocio es una forma de vida.
- Detrás de una empresa, hay personas, familias y comunidades.
- Cerrar un proyecto implica un enorme vacío, no solo económico, sino también
emocional, social y familiar.
Plantearnos la pregunta de si vale la pena continuar depende de muchos más factores
de los que pueden entender los macroanalistas o las normas generales de las instituciones.
¿Sólo es lo económico lo que mueve a una empresa?
Es tentador (y a menudo simplista) reducir el debate al plano monetario. Pero una empresa
no es únicamente una cuenta de resultados:
- Es el lugar donde crecemos y nos realizamos.
- Es la fuente de empleo para personas cercanas, un catalizador de relaciones y vivencias.
- Representa una marca personal, una historia, un legado.

Susana y María no se merecen ni su pueblo de Cuenca se puede permitir que su entorno se vacíe a consecuencia de las decisiones de «para todos café»
Cuando se nos dice:
“Si tu negocio no funciona para aguantar las subidas salariales o los nuevos horarios, es mejor que lo dejes.”
muchas veces no se entiende el esfuerzo que conlleva tomar una decisión así, ni el coste humano
y social que se deriva. Las “Españas vaciadas” no son un concepto abstracto: son pueblos y barrios
que se quedan sin panaderías, sin talleres, sin cafeterías… sin vida.
Más allá de los macroanálisis
Los ministros y ministras que proponen criterios unitarios o “café para todos” deberían considerar
la diversidad empresarial que compone nuestro país. Cada sector y cada empresa tienen sus
particularidades. En muchos casos, los pequeños emprendedores hacen “virguerías” para mantener
al día los pagos, adaptarse a las nuevas regulaciones y, sobre todo,
no perder la ilusión.
Pensar únicamente en términos de beneficios rápidos deshumaniza la economía.
Una empresa puede ser el sueño de toda una vida, la fuente de inspiración de una familia y,
en definitiva, el sustento de muchas pequeños pueblos y villas españolas.
Conclusión: seguir adelante con propósito
No todos somos “cracks” mediáticos, ni falta que hace. Nuestro valor radica en el coraje de
levantarnos cada mañana para aportar lo mejor de nosotros mismos a quienes nos rodean.
Puede que no aparezcamos en las revistas de éxito ni generemos titulares rimbombantes,
pero somos igualmente valiosos.
En este fin de año, al comer las uvas y mirar hacia el futuro, recordemos que:
- Cada negocio, por pequeño que sea, teje la estructura social y económica de nuestro entorno.
- Persistir no solo tiene que ver con lo financiero, sino con la pasión, la identidad
y el afecto que ponemos en cada proyecto. - Nuestro camino puede no ser el de los “cracks”, pero tiene un valor irremplazable para
nosotros y para muchos otros.
“Brindemos por aquellos que, sin ser grandes estrellas mediáticas, mantienen vivo el tejido social
y económico de nuestros barrios y ciudades.”
